Poco tengo que decir. Como algunos ya sabréis, el pasado domingo 12 de diciembre fue mi cumpleaños. No voy a entrar en detalles de lo que hice ese día porque simplemente no me apetece, pero comento que aunque en un principio me aburrí luego me acabé divirtiendo.
Ahora que soy un año más viejo tengo sentimientos encontrados. Por una parte me alegro, ya que al tener ahora más edad puedo hacer cosas que antes quizás no podría, o que me habría costado mucho llevarlas acabo sin que me saltase nadie a la yugular (además tengamos en cuenta que el año que viene ya seré mayor de edad, lo cual es un "plus"). Por otra me siento un poco triste debido a lo contrario: al ser ahora más mayor hay ciertas cosas que antes se me permitían y ahora ya no se me consienten. También contribuye un poco el hecho de que si me paro a pensarlo he estado perdiendo un poco el tiempo estos últimos años (que ojo, lo mismo solo me lo parece a mí y en verdad estos años han sido muy completos). Pero vamos, a pesar de todo esto dudo que me vaya a echar a llorar ni nada así.
Alguno me dirá (o al menos pensará) que esto que he comentado no es algo que ocurra de un día para otro, sino que es un cambio progresivo. Y le doy la razón, pero me pareció una buena ocasión para comentarlo. Otros se preguntarán por el motivo por el motivo que me lleva a escribir esto. Yo os respondo: no lo hay. Simplemente se me ocurrió escribir esto.
Aprovecho para volver a agradecer a una señorita el regalo que me hizo el año pasado. Ya hace casi un año que no hablamos, pero a pesar del breve período en el que estuvimos en contacto sigo deseando que te vaya todo muy bien.
Etiquetas: personal
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