Me obligan. Escribo esto a contrarreloj, mi vida depende de ello. Cierta persona me obliga a escribir esto, y aunque no quiero mi vida cuelga de un hilo. Empiezo a hablar del tema en cuestión: Natalia. Natalia es una chica un tanto extraña, de hecho ni siquiera se me ocurre una forma clara de definirla. Nos conocimos hará unos dos años estando de excursión en Italia, lugar donde ella me dirigía miradas amenazadoras sin venir a cuento y sin yo saber por qué. Un tiempo más tarde, ya en tierras españolas, me invitó a su cumpleaños, cosa que no dejó de extrañarme teniendo en cuenta la clase de trato que habíamos tenido anteriormente. De hecho la conocía tan poco que tuve que improvisar y comprar un regalo al azar, para luego comprobar que lo que a ella le gustaba eran los libros (o por lo menos todo dios le dio uno). Pero sigamos avanzando, en el curso siguiente acabamos los dos en la misma clase, y más o menos en el curso actual fue cuando ya nos empezamos a relacionar más. El caso es que la chica, como ya he dicho antes, es un tanto extraña, aunque no por ello mala persona (aunque no suela ser muy agradable). Tiene ciertas tendencias suicidas (que yo intento como buenamente puedo apartarla de ellas), aunque tampoco es emo (gracias al cielo). Sin embargo, aunque lo comentado anteriormente no suene como un elogio hacia su persona, ella es capaz de aguantarme a mí, y ya por ello para mí vale más que la mayoría de las personas que habitan este asqueroso planeta. Y ahora que he alimentado tu ego, Natalia, déjame dormir de una puñetera vez.
Etiquetas: personal
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